José
Ángel Cortijo, de Fertiberia, recuerda que la clave en el cultivo de la colza reside
precisamente en su implantación. “Si
se consigue una nascencia suficiente ya sería muy difícil que no hubiera
producción”, recalca.
Uno
de los condicionantes del cultivo está en la meteorología, pero
también se debe tener en cuenta que a mediados de octubre se acaba la
posibilidad de sembrar, puesto que hay que dar tiempo a la planta para que
alcance el estado de roseta antes de los fríos.
De este modo, cuanto más
tarde el agricultor en sembrar porque está esperando las lluvias, más
importante será después realizar un abonado de fondo para
que la planta se desarrolle de forma adecuada y a tiempo.
¿Cómo
realizar ese abonado?
Como en todo cultivo, lo que
debe hacer el agricultor es conocer bien su suelo, y encargar un análisis de la
tierra en caso de que sea necesario. Así podrá invertir en el fertilizante que
de verdad necesita.
Y es que el
abono más barato del mercado, si no es adecuado a las
necesidades del cultivo, se puede convertir en el más caro porque habrá hecho
un desembolso para nada.
Necesidades
nutricionales
A la hora de plantear el
abonado, el agricultor debe tener en cuenta que está ante un cultivo con unas
necesidades nutricionales superiores a las de un trigo. Por ejemplo, en el
abono de cobertera debe haber azufre soluble, para
que sea directamente disponible para la planta.
¿Sembrar
sin abonar?
También cabe destacar los
beneficios de la colza para el suelo, con un sistema radicular que
“rompe la dinámica del cereal y de la leguminosa” y que otorga a la planta una
gran capacidad para extraer nutrientes.
Al mismo tiempo, la raíz de
la planta realiza “labores internas” en
el suelo, que resultan muy beneficiosas para él y que ahorran trabajo al
agricultor. Rompe suelas de labor, incrementa la porosidad y la capacidad de
absorción de la tierra, con lo que es un cultivo “mejorante, siempre que se
cuide”.
Pero una cosa es destacar
esas ventajas y otra es pensar que se puede sembrar y no abonar. “Si crees que
vas a obtener producción de colza sin abonar, es mejor que no siembres”, remacha
Cortijo.
¿Y
el cereal?
Respecto al abonado de fondo
en cereal, Cortijo recuerda que el agricultor debe tener presente una realidad:
para obtener la mayor rentabilidad debe
manejar de la mejor manera posible los factores que tiene en su mano.
Uno de ellos es escoger la
mejor variedad de trigo o cebada, que es la más adecuada
para su suelo y para el clima de su comarca, pero esa decisión se debe
acompañar de una fertilización adecuada.
“Sin
abono el agricultor no va a tener resultados y, de hecho, quien haya decidido
no fertilizar es mejor que no busque una buena semilla; mejor que eche una del
montón porque no va poder aprovechar el potencial de esa variedad”.