Los
jóvenes agricultores en España están considerados aquellos de menos de 40 años
y, según el último informe del Fondo Español de Garantía Agraria (Fega), apenas eran 52.797 perceptores de la PAC en 2020, el
8,7% del total.
A sus 32 años, Eva Marín es
una de esas jóvenes que se han abierto camino en el sector tomando las riendas
de la explotación que le dejó su padre al jubilarse en la provincia de Toledo.
Marín, responsable de la
sección joven de la organización agraria ASAJA, explica a Efegro
que la burocracia quita tiempo a todos los agricultores, sin importar la edad,
y pide que se reduzca el papeleo de la PAC.
«Sin un organismo que nos
ayude a tramitar los expedientes estamos perdidos», apunta la responsable de
Asaja Joven, que, durante los primeros cinco años como productora de cereal,
viñedo y olivar pudo beneficiarse del pago específico para los jóvenes.
La nueva política agraria
amplía esas ayudas y contempla subvenciones para quienes practiquen agricultura
de precisión, pero Marín reconoce que eso requiere formación y recursos
previos.
Aunque en su caso no ha
tenido problemas con la cesión de derechos, critica las dificultades de muchos
jóvenes para acceder a las tierras o al crédito.
TIEMPO
DE SEMBRAR CON DUDAS PORQUE AÚN NO ESTÁ DEFINIDO EL PEPAC
Hace doce años se incorporó a
la actividad agraria Marcos Garcés, un joven productor asociado a la
organización COAG que empezó a ayudar a su
padre en el campo y ahora es su padre quien le ayuda a él.
Actualmente, posee una
explotación de secano de cereal, oleaginosas y proteaginosas en Teruel, donde
debe seguir haciendo inversiones «a un precio desorbitado» para continuar su
negocio en medio de la inestabilidad derivada del cambio climático y la subida
de los costes.
«Falta más apoyo a los
jóvenes que se incorporan y este siempre se queda corto si luego el sector no
es rentable a futuro. Le dedicas muchas horas y la rentabilidad es muy baja, el
riesgo es tremendo», afirma Garcés, que está empezando a sembrar en un ambiente
de «mucha intranquilidad», entre otros motivos, por la entrada de una PAC que
«no sabe cómo será».
El agricultor de UPA Buenaventura González, con cultivos de cereal,
viñedo y patatas en Ávila, tiene 29 años de edad, lo suficiente para darse
cuenta de la «complejidad» de la política agraria, por lo que reclama una menor
burocracia.
«Se aproxima la fecha de
siembra y no sabemos qué hacer porque hay
muchas materias que no están totalmente fijadas» en los
decretos que se están tramitando para la aplicación de la nueva PAC, asegura
González.
Resalta que ahora es el
momento de acudir a las oficinas para preguntar qué cultivos se pueden sembrar
y evitar sustos cuando haya que hacer la declaración de la PAC, que solía
representar una cuarta parte de sus ingresos, si bien este año, con el aumento de
los costes, ese porcentaje puede reducirse al 15%.
Sobre las nuevas ayudas
ligadas a prácticas medioambientales, los llamados ecorregímenes, González
critica que haya que dejar una parte de los cultivos leñosos sin podar para
fomentar la biodiversidad, porque «siempre se han hecho labores en los cultivos
y ha habido pájaros», una muestra del cuidado que hacen del medio ambiente.
REPARTO
DE AYUDAS
En 2020, los productores menores de 40 años cobraron 526,6 millones de euros en ayudas directas (el 14,8% de los fondos repartidos bajo ese concepto), así como 213,2 millones de euros en desarrollo rural (el 31,6%).
Se trata de una de las líneas
con más peso económico en los programas de desarrollo rural, ya que todas las
comunidades autónomas dedican una parte importante de su presupuesto para
potenciar el relevo generacional, según las fuentes, buscando una menor
burocracia para facilitar su incorporación.
Además, la mayoría de los
jóvenes que reciben apoyo en esos programas para la primera incorporación
reciben a la vez ayudas directas a través de la reserva nacional de derechos de
pago básico.